domingo, 31 de diciembre de 2017

2018

  El siglo XXI entra en la mayoría de edad. Ya va siendo hora de que empiece a sentar la cabeza. De lo contrario, habrá que pedirle responsabilidades.


  FELIZ 2018

viernes, 29 de diciembre de 2017

LOS SANTOS INOCENTES


          Odiaba la Navidad, cada vez más a medida que comprobaba sus efectos. No era un odio irracional ni fruto de ninguna nueva fobia sin nombrar. Sabía de qué hablaba. Año tras año Herodes hacía su aparición y, cruelmente, les arrebata a los recién nacidos, cuando apenas habían tenido tiempo de ser amamantados. Para que luego digan que las Sagradas Escrituras no son la exacta verdad. Se los llevaban lejos y nunca regresaban. Ella tenía que aguantar el doloroso peso de la leche que nadie mamaría y la tenebrosa sospecha de que alguien disfrutaba sin culpa con aquel crimen.


              Sufría, sufría mucho. ¿Dónde está escrito que las ovejas no sienten?

sábado, 16 de diciembre de 2017

POLÍTICA CUÁNTICA



Comparece hoy en esta galería de complementarios Charles Mountainpeak, avispado político que pasó a la historia por llevar a cabo una versión sorprendente del famoso experimento de Schrödinger. En lugar del gato, Mountainpeak introdujo una república nonata en la caja, donde, en vez de veneno, había un extraño elemento letal, popularmente conocido por un número, el 155. Preguntado si la república estaba viva o había sido eliminada por el 155, Mountainpeak se acogía a la bien probada indeterminación de la política cuántica. Ello no era óbice para que se autoproclamase legítimo presidente. 

jueves, 14 de diciembre de 2017

EL PRINCIPIO DE LA CEGUERA




Cuando llegó a los sesenta se le formaron cataratas en los ojos.


(Era todo un espectáculo, las lágrimas le manaban sin cesar y se precipitaban hacia el suelo con estruendo de cascada en época de deshielo).

domingo, 10 de diciembre de 2017

MELENA



Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana...

                                                  (A un olmo seco. Antonio Machado)

...el corazón de la campana
vive tan solo en el balanceo.

                                                 (Adam Zagajewski)



               Hubo un tiempo en que consideré que el uso de melena en estos versos de Antonio Machado era una licencia poética suya, una metáfora; la campana sería la cabeza y la pieza de madera colocada en su parte superior para sujetarla, transformada por la fantasía poética del autor, se habría convertido en una especie de cabellera. Mi propia imaginación añadía por su cuenta y riesgo la deriva de la campana 'desmelenada' tocando a gloria, anunciando fiesta y alegría. 

             Pero no. La metáfora, de serlo, no tiene autor; es de uso común y está registrada en el diccionario: 'Armazón de madera, unido a la campana, que sirve para voltearla'. La lengua es poética, creativa en sí misma; lo fue antes de que hubiera poetas de nombre conocido y lo seguirá siendo cuando estos raros especímenes humanos se hayan extinguido.

        No obstante, cada vez que alzo los ojos con pena al campanario de alguno de tantos pueblos sin gente o en trance de quedar desiertos de la España interior, la anónima metáfora vuelve a mí y me devuelve la imagen de la cabeza metálica y su cabellera simétrica. Una hermosa cabeza sin voz y una melena carcomida por los años. En algunos casos, como en una de las fotos que acompañan a este texto, la melena está erizada de púas antipalomas para evitar que estas habiten la ociosa espadaña convertida en palomar y la ensucien con sus excrementos. En la otra foto, tomada en Navabellida, la campana desapareció, emigró quizá por los aires en mágico viaje siguiendo al último morador o, más prosaicamente, fue expoliada para venderla al peso. Su melena, huérfana, sobrevive, sin embargo, a los años inclementes, casi asfixiada por la vegetación parásita, como sencillo testimonio de un silencio doloroso.






   


miércoles, 6 de diciembre de 2017

ESTA MAÑANA



La luz helada, cayendo sobre la tierra.
La nieve refugiada en los cristales de hielo.
Los pálidos brazos desnudos del abedul.
El cielo de vidrio azul.
Nidos de muérdago en los chopos.















En mañanas de frío puro, como la de hoy,  nuestros ojos curados por la transparencia del aire finalmente ven y el mundo nos revela su más profunda verdad: su frágil belleza, siempre a punto de quebrarse, siempre a punto de regalarse.

viernes, 1 de diciembre de 2017

NADA



                Como le ocurre a diario, se le han pasado las horas casi sin enterarse, encerrado  a solas con su ordenador, primero peleándose con los códigos y después viendo dos capítulos de una serie. Siguiendo su ritual, se estira en la silla, se levanta y va hacia la ventana para abrirla y permitir que entre el aire de la noche y se ventile el ambiente cargado. Antes de traspasar la puerta de la habitación, de camino al cuarto de baño para aliviar el peso de su vejiga, se vuelve, de pronto, extrañado sin saber por qué. Una percepción retardada. Regresa a la ventana y mira bien. No ve nada. Sí, es de noche, pero debería de haber luz en alguna ventana, las farolas de la calle, la silueta de las casa de enfrente, la terraza de la cafetería, la masa de los árboles... Quizá ha habido un apagón en el alumbrado público. Sí ya, pero ¿y los faros de los coches? En su calle hay bastante tráfico. Un poco de brisa, tal vez. ¿Y el sordo murmullo de la ciudad? Pone en alerta todos sus sentidos y, después de un rato, no tiene más remedio que admitir que fuera no hay nada, absolutamente nada. Tinieblas y silencio, como si alguien hubiera borrado el dibujo del mundo. Una certeza que se le impone sin posibilidad de refutación.


                No se atreve a abrir la puerta de su habitación para ir al baño, no siendo que dé directamente sobre el vacío. Subido en una silla, orina por la ventana, sobre un abismo hueco, sin miedo a que nadie se queje. Mientras regresa a su ordenador con la remota esperanza de que la anormalidad se disipe, concluye que nadie debería dar nada por supuesto.

lunes, 27 de noviembre de 2017

ANA


            ¿Cómo medir la intensidad del dolor de un padre sometido al más amargo de los trances? ¿Cómo consolarlo de la pérdida de una hija -su hija favorita- de veintitrés años? ¿Cómo espantar la certeza de que ella ha puesto fin a su vida disparándose con la pistola preferida por él? Las imágenes de que disponemos, la frialdad de su color, aumentan la sordidez de la tragedia. El padre se acerca al féretro, inclina la cabeza sobre él y allí rompe en llanto. La cara de Ana, tan cerca de la suya, separada solo por un cristal, limpia ya de sangre, dulcificados los rasgos por mano experta de mujer mayor, parece sonreírle. En esa sonrisa un poco esquinada se esconde un secreto que ya nadie desvelará: la respuesta al '¿por qué?' más terrible. Cuando se aparta, el cristal está humedecido. Torpemente limpia con las manos las lágrimas y esa mucosidad ardiente de los besos enviados a un abismo. Quienes lo rodean están conmocionados: ellos saben muy bien lo que valen las lágrimas de ese hombre, la extraordinaria rareza de esa emoción, el insondable manadero del que brota.

                 -Ya está bien, mi general -le dicen mientras se lo llevan.

                 Allí queda Ana: veintitrés años, con un futuro prometedor en la Medicina. Con un tiro en la sien. Con un enigma que nadie resolverá. ¿Por qué lo hiciste? No puedo creer que de tu mano pequeña y delicada haya nacido esta muerte tan grande. Habrán sido mis enemigos. Yo era tu héroe. Tú mi princesa. Mi pequeña. Mi hija adorada. Mi estrella. Ana.


                 Demos un salto en el tiempo. La escena que acabamos de recrear sucede en marzo de 1993. En julio de 1995, en Srebrenica 8000 musulmanes bosnios  -entre ellos niños, jóvenes, mujeres- fueron masacrados por fuerzas serbias al mando de Ratko Mladic, el carnicero de los Balcanes, el amantísimo padre de Ana. "Mentira, todo son mentiras", le gritó al tribunal que lo ha condenado a cadena perpetua por genocidio. ¿Qué engloba ese "todo"? ¿Es un todo absoluto donde cabe toda su vida, la realidad completa del mundo?

              ¿Cómo puede el corazón de alguien ser tan perversamente selectivo, amar tanto a una sola persona y odiar hasta la muerte a tantas otras? ¿Cómo pueden tanto amor y tanto odio convivir en un mismo hombre?



Para saber más:


viernes, 24 de noviembre de 2017

NAVABELLIDA (II)

          



          Pasear por estas calles de silencio espeso no es experiencia trivial. Sobrecoge. Sientes el peso de los años muertos, de las vidas trasplantadas, de todas las historias que aquí pudieron ocurrir pero que no ocurrieron ni ocurrirán. Sientes las frías manos de la ausencia alrededor del cuello, amenazando la respiración. Compartes el dolor de quienes se fueron y no quisieron volver ni en verano, cuando los pueblos desertados reviven. Las cosas se han abandonado a su propia desidia, las puertas no guardan ni ofrecen, las ventanas son ojos cruelmente vaciados con una cuchara, las piedras se dejan ir hacia el escombro, en el campanario solo sobrevive la melena de la campana, no restalla la pelota contra el frontón desconchado. 

          Hasta la vegetación del arroyo seco, en esta mañana de otoño, recuerda que el árbol también sabe de ruinas, sufre la proliferación pervertida de hiedras y raíces. Nada escapa aquí a la llamada del desastre. Contemplar el pueblo desde lejos es como abrir la tripa del tiempo, esa alimaña sin alma,  y descubrir, a medio digerir, a medio corromper, el cadáver engullido de Navabellida. Hasta que de ella solo quede el nombre y montoncitos de egagrópilas. Quizá por eso los buitres avizoran desde lo alto, patrullan sobre esta carroña de lustros. En el pueblo hay indicios de oveja, huele a oveja; los rebaños parecen haber pacido polvo en cuadras, cocinas y alcobas tras haber batido a placer el barro de las estancias con sus patas cansinas. Pero no vimos ni una sola oveja. Como si desaparecieran a los ojos de los vivos y su existencia necesitara de espectadores más refinados.

          Navabellida, el despoblado del hermoso nombre; nombre de resonancias medievales, nombre de romancero, de cuando el idioma estaba naciendo y no le tenía miedo a nada, ni a la extensión de las palabras ni a las emociones más puras y directas, como la que pudo estremecer  al repoblador que se asentó en esta tierra y la bautizó. 

          Nava bonita, un buen lugar para volver a empezar con un rebaño de ovejas.




                                      


   



















miércoles, 22 de noviembre de 2017

NAVABELLIDA (I)





¡Qué hermoso nombre,
heredad de las ruinas:
Navabellida!






domingo, 19 de noviembre de 2017

El Pájaro y los pájaros






Si bien se mira, también entre los seres alados encontramos  lugares y tamaños diferenciados, arriba y abajo, la clave y las notas del pentagrama, clases y jerarquías, arcángel y ángeles, halcón y gorriones, el Uno y los otros, el Pájaro y los pájaros. Y también a ellos una prudente distancia los separa.





jueves, 16 de noviembre de 2017

RÍO DE PIEDRA (II)







          En años de sequía, como este que estamos padeciendo, todos los ríos, los arroyos, los torrentes de montaña, amenazan con convertirse en ríos de piedra. Este que recogemos en las fotos  y que allí recibe el nombre de borrocal -palabra de rancias resonancias prerromanas-, no es la consecuencia indeseable del calentamiento global. En Orihuela del Tremedal, un pueblo de Teruel muy cerca del límite con Guadalajara (por cierto, una etimología muy probable del nombre de esta provincia nos conduce al árabe, donde querría decir precisamente 'río de piedras'), nos encontramos con esta curiosidad geológica, una caudaloso pedregal que se despeña ladera abajo, hacia la parda llanura, abriendo una grisácea cicatriz en los pinares. El material del cauce procede de la acción del hielo -ese paciente e implacable picapedrero- que hace reventar las grandes rocas y las va resquebrajando hasta trocearlas. Dicen que no es del todo inmóvil, que la gravedad hace avanzar, milímetro a milímetro, las piedras. El resultado, un paisaje duro, no exento de la belleza que le otorga el contraste con el verde de los pinos, pero inquietantemente sugerente.

           Discurriendo hacia los campos de este otoño, resecos hasta el dolor, este río de piedra -laborioso  producto de las eras geológicas- se nos antoja un anticipo de lo que nos aguarda.





lunes, 13 de noviembre de 2017

PARAÍSOS



"Todos los paraísos son perdidos"  (M. Proust)





"Tiempos terribles estos en que el único adjetivo que parece cuadrarle a 'paraísos' es ese abominable término de 'fiscales'.   

                                                       (A. Aguado)

sábado, 11 de noviembre de 2017

RÍO DE PIEDRA (I)




Seco e inmóvil, 
en ti fluye el dolor 
del ser sin tiempo.






Río de piedra,
¿olvidaste el deseo
verde del valle?







Ausente el agua,
las piedras fingirán
un sueño líquido.





martes, 7 de noviembre de 2017

BOREAL



Hoy quiero compartir con todos vosotros, amables lectores, la llegada de esta nueva novela, BOREAL, un viaje de invierno que hace más deseable la primavera. Las dos hojas de ese árbol único, sin familia, el gingko biloba,  como dos abanicos otoñales, son el remedio contra la claudicación intermitente que a todos nos afecta -también a los personajes de la novela- y el inocente amuleto a que me acojo para desearle suerte a esta hija de mi fantasía.





La novela, publicada por la editorial Juglar, será presentada en el Salón Rojo del IES Antonio Machado de Soria, a las 8 de la tarde del jueves, día 9 de noviembre.

lunes, 6 de noviembre de 2017

R. W. (II)



          El texto de la entrada anterior es una variación libre, fabulada, que se inspira en la vida y obra de Robert Walser, escritor suizo  (1878-1956). Desencantado del mundo literario por la tímida acogida de sus primeras obras, comenzó una tarea monumental y casi secreta: la escritura compulsiva de sus microgramas. Con un lápiz, en cualquier pedazo de papel que cayera en sus manos, utilizando una caligrafía gótica casi microscópica, compuso centenares de manuscritos que han tardado tiempo en ser descifrados. Para hacernos una idea de hasta qué punto comprimía sus textos valga decir que de 34 de sus pequeñas hojas han salido dos obras completas, una de ellas una novela de más de 150 páginas. Walser pasó los 27 últimos años de su vida recluido, por propia voluntad, en sanatorios mentales. 

          La tarde de Navidad de 1956 unos niños avisaron a la policía de que habían encontrado un cuerpo congelado tendido en la nieve. Fue el último paseo de Robert Walser, dromómano como tantos otros seres excepcionales y frágiles, desazonados por las turbulencias de la existencia. Las fotografías que tomó la policía antes del levantamiento del cadáver y que aquí reproducimos son el último texto del autor, un garabato -o borragato, como diría un niño soriano-, una mancha impropia de su caligrafía meticulosa y perfeccionista. El negro de lo irremediable sobre el blanco extenso de la nieve, la implacable página en blanco. 

          Y ese sombrero desamparado que al fin descansa de la ardua tarea de cobijar sueños rotos. 













"En los cálidos brazos de la pobreza soy rico, y rodeado de la Nada empiezo a ser adinerado, pues los inicios son toda una riqueza."  (Robert Walser)







Recomendados: 
http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/una-mancha-en-la-nieve-la-ultima-navidad-de-robert-walser-1318299.html 
https://elpais.com/diario/2002/12/07/babelia/1039221563_850215.html

sábado, 4 de noviembre de 2017

R. W. (1)




          Le dio por ahí tras comprobar que su obra apenas interesaba al gran público. Fue su forma de hacerse secreto, de rebelarse contra un fracaso incomprensible. Escribía sin parar -una escritura apretada, diminuta; una caligrafía gótica de miniaturista- en cualquier trozo de papel que encontraba a mano. 
           
          Pero no hay manía inocente, si bien se mira.

         Ya ni siquiera utilizaba sus pequeñas libretas de antes ni escribía con pluma. El método del lápiz, lo llamaba. Las palabras, las frases ocupaban completamente la página, sus márgenes, sus esquinas, el encabezamiento. Los renglones se delineaban con esmero de surcos vistos desde el aire. Cuando ya todo parecía relleno, buscaba completar entre líneas, descubría un pequeño claro y lo anulaba.  De ser posible, hubiera escrito hasta en el filo de la hoja. La letra de sus microgramas era cada vez más pequeña. Llegó un día en que, por más que afiló el lápiz y empezó a escribir con la ayuda de una lupa, no fue capaz de dejar un mínimo espacio en blanco dentro de la o. La presbicia tampoco ayudaba. Las letras no podían ya tener huecos, se le habían convertido todas en puntos, una cadena interminable de puntos suspensivos.

          "Es el momento de salir a dar un largo paseo en la nieve" -se dijo Robert Walser. 

                                                                                                                (Continuará)



miércoles, 1 de noviembre de 2017

ÁNIMAS



"Aquí los muertos son felices
en su olvido menor, 
tan placentero"
                                         
                                                                     
                                                                               (De "La lenta luz de las provincias")

                  




 Lo perenne y lo caduco. En el cementerio de Peralejos de las Truchas, los cipreses y los álamos dirimen su particular guerra de símbolos en mitad del otoño. Una batalla de formas, de colores, de texturas. ¿De parte de quién está la belleza? ¿De lo que vive impávido o de lo que muere en su momento de esplendor? 

lunes, 30 de octubre de 2017

MOSAICO DE OTOÑO


De este otoño ralo, ramplón, desvaído, que se está yendo sin regalarnos lluvia, que pierde sus oropeles y sus cobres de mala manera, sin grandeza, rescato estas imágenes tomadas en lo profundo de la España sin gente.






































viernes, 27 de octubre de 2017

ENTUSIASMO Y RAZÓN



"Con demasiada frecuencia la Razón  solo levanta el vuelo como ave fénix renacida de entre las frías cenizas del entusiasmo. Triste consuelo."

                                                                                       (Afrodisio Cabal, filósofo rural)

miércoles, 25 de octubre de 2017

LA FÁBRICA





                Últimamente no daban abasto. Se les acababa el material y tuvieron que contratar a más operarias y hacinarlas  aún más en las naves. Tres turnos por día. Las máquinas no paraban ni un segundo. No les pilló por sorpresa el aumento de la carga de trabajo -tenían un departamento de análisis de mercados muy eficiente, más eficiente que los servicios de información de muchos países- pero sí la magnitud del incremento en la demanda. Las mujeres de ojos rasgados producían como autómatas con sueño millones de metros de aquellas banderas. Era fácil confundir unas con otras, compartían colores y formas. Muy lejos, en la otra punta del mundo, lucían en los balcones, ondeaban al viento, llenaban las calles de color, servían de capa o de bufanda, clamaban unas contra otras.


                Las muchachas de ojos rasgados nunca sabrán que están engalanando a un monstruo.

domingo, 22 de octubre de 2017

HORROR VACUI


















          Hay quien no soporta el silencio de las paredes.
          A veces los muros florecen y una jungla de letras, de formas, de colores, se extiende, asfixiante, por la ciudad.

jueves, 19 de octubre de 2017

LA AUTOFOTO DEL TÍMIDO









En el espejo roto, casi mimetizado con las piedras.  
A un mismo tiempo cazador y presa. 
Narciso vergonzoso. 
Bucle abismal de la mirada que se mira mirar.

lunes, 16 de octubre de 2017

CARTAS

   

          Como en el cuento de Poe, la solución al enigma estaba escondida a la vista de todos para que no reparáramos en ella. 

          Por favor, ahora que ya nadie tiene quién le escriba, sigan escribiéndose cartas indefinidamente. Cartas ambiguas, escurridizas, intrincadas. Cartas con aplazamientos que sufren aplazamientos. ¡Qué delicia vivir en esta incertidumbre, en esa suspensión éterea, tan próxima a la levitación, con el placer brutal del desastre o de un hermoso sueño al borde de los labios pero sin poder gustarlo! ¡Viva la nueva política, la política cuántica! Nada es lo que parece. O sí. Depende. Como en esa muletilla tan actual, tan posmoderna: sí, ¿no? Ni vivo ni muerto. Ni declarada ni sin declarar. Ni aplicado ni sin aplicar. No sabemos qué hay en el interior de la caja. ¿No lo sabemos? Sí lo sabemos. Hay lo que cada uno quiere que haya. Pero como posibilidad, que es como más se disfruta todo, como más verdadero es todo para la ilusión. 

          Por favor, no abran la caja. No hagan nada. Estamos muy bien así. Por favor, sigan escribiéndose cartas como dos enamorados antiguos.

domingo, 15 de octubre de 2017

EL JUBILADO


                  El profesor jubilado regresó  por primera vez a su instituto dos años después. Habían sido dos años tornadizos en los que a la molicie casi divina de la ociosidad  inicial siguió un periodo de desconcierto por no ser capaz de disfrutar todo lo que había imaginado. Nunca fue un convencido de la causa pedagógica:  había ejercido su profesión con diligencia y eficacia, pero sin entusiasmo, sin perder de vista que era un trabajo y que no debía poner en él toda el alma. Por eso le  extrañaba más esa querencia al retorno que se ahondó con el paso de los días hasta hacérsele insoportable. Se veía atrapado en un pantano, un lugar donde había desaparecido esa percepción tan necesaria de inminencia, de que algo iba a ocurrir.

         -¿Echabas de menos esto, eh? - afirmaba en modo de pregunta el Director al recibirlo en su despacho.  Había en sus palabras algo de ese malsano disfrute de una profecía cumplida. Como si lo hubieran estado esperando.

                -Más de lo que me gustaría confesar -se sinceró.

          Enseguida el Jefe de Estudios hizo planes para él. Los últimos recortes presupuestarios le habían obligado a recargar los horarios y  un sordo malestar se había instalado entre sus compañeros del claustro, que lo culpaban a él del exceso de trabajo.

           -Podrías encargarte de un par de grupos de apoyo. Nos vendría muy bien. Extraoficialmente, claro.

             -Creo que no me he explicado bien. Lo que yo quiero es matricularme en primero.

           El Director y el  Jefe de Estudios se miraron y, con esa complicidad nacida en los cinco años compartidos en el Equipo Directivo, sonrieron al tiempo, comprensivos hasta la lástima, mientras al profesor jubilado los ojos y los oídos se le iban al guirigay irresistible del patio en el recreo.


jueves, 12 de octubre de 2017

EQUIDISTANCIA



         En la inestable geometría de los conflictos hay un lugar incómodo, vilipendiado, donde no llega el fervor de la muchedumbre. Un lugar donde hace mucho frío. Lo llaman Equidistancia. Si, en palabras de Borges, el punto, cualquier punto, podría ser incluido en el Libro de los Seres Imaginarios junto a los dragones, el unicornio o los trolls, pongamos por caso, el denigrado punto intermedio añade a su naturaleza ficticia la peligrosidad de su situación. Nunca ha tenido buena prensa, nunca ha concitado simpatías y mucho menos entusiasmos. "Equidistante" le espetan a un contertulio con indudable intención de insultar, como sinónimo de pusilánime, de indeciso, de cómplice pasivo de alguna ignominia. O de traidor a la causa. "Porque eres tibio te vomitaré de mi boca", se dice en el Apocalipsis. Larga e ilustre es la nómina de los vomitados en este mundo de simplificaciones infantiles, donde una imagen vale más que mil palabras.

         Quienes hablan de equidistancia siempre se imaginan estar en el Bien, en la Verdad. Y no comprenden que nadie se aleje de ahí para situarse a medio camino. Si te quedas "au-dessus de la mêlée" te fríen en la Red. Cuando las sociedades se tensan, el centro se vacía, y en los extremos se alzan refugios donde la gente se inflama y se embriaga de emociones. Hay que definirse, hay que significarse, buscar el fácil acomodo de una verdad indiscutible. Llegados a ese punto, se necesita mucho valor para no adherirse a ningún argumentario, para no estar pro ni contra ninguna de las facciones, para quedarse a la intemperie con la propia conciencia. No ver el mundo en blanco y negro sino con una admirable gradación de grises se paga con la soledad.


         Las palabras las carga el diablo. Y esta, 'equidistancia', de elegante resonancia geométrica, está sufriendo el secuestro de los beligerantes que la han cargado de connotaciones negativas. Que alguien la rescate.

martes, 10 de octubre de 2017

DIÁLOGO

 
Fes que siguin segurs
els ponts del diàleg.
                                                                                                               (Salvador Espriu)


Que callen todas las voces.
Que los gritos se desvanezcan.
Que nadie salga a la calle.
Que todos busquen el sosiego de la casa interior.
Y entonces, en esa coreografía de silencios,
dejemos que el diálogo florezca.

domingo, 8 de octubre de 2017

DE TRAMPANTOJOS








A veces las cosas no son lo que parecen. A veces conviene pararse un poco a pensar y, sobre todo, abrir el foco para descubrir la realidad en toda su complejidad o para desechar falsedades. A veces un proyecto parece bien asentado en el suelo... 





... pero le falta la cabeza.