La luz helada, cayendo sobre la tierra.
La nieve refugiada en los cristales de hielo.
Los pálidos brazos desnudos del abedul.
El cielo de vidrio azul.
Nidos de muérdago en los chopos.
Nidos de muérdago en los chopos.
En mañanas de frío puro, como la de hoy, nuestros ojos curados por la transparencia del aire finalmente ven y el mundo nos revela su más profunda verdad: su frágil belleza, siempre a punto de quebrarse, siempre a punto de regalarse.
Una maravilla...
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