domingo, 31 de marzo de 2024

LIBRO DE LOS MILAGROS (III)

 


No hay milagro pequeño.

Tan admirables son

la ilimitada

armonía celeste,

su  perfecto engranaje,

como el incierto giro

del electrón.

El mismo asombro late

en el frenético

corazón diminuto

del colibrí

que en el corazón lento

de la ballena azul,

grande como un armario

colmado de deseos.


(Del inédito Libro de los milagros, del apócrifo Virgilio Arancón)


miércoles, 27 de marzo de 2024

DEFINICIÓN DEL FRÍO






En mitad de la nevada

no poder distinguir

los copos de los pétalos

que el viento arranca a los ciruelos;

en la casa sin lumbre

intentar escribir este poema

y descubrir que en los bolígrafos

la tinta se ha helado:

eso es el Frío en marzo.

domingo, 24 de marzo de 2024

EL DULCE NOMBRE DE MARÍA

 


—¡No me llames tanto! «María por aquí, María por allá. Oye, María. María, ven un momento. Hazme caso, María…» ¡Me vas a desgastar el nombre!

—Está bien, Mari.

—Ya empezamos.

Después fue Mar, luego Ma y más tarde resultó casi impronunciable: ya sólo la llamaba con un ruidito sin apoyo vocálico que sonaba a relamerse de gusto (Mmmm…) Finalmente, cuando el nombre se desgastó del todo como un caramelo en la boca, sucedió que el amor que él le profesaba se volvió indestructible, perfecto. Innombrable, inefable, como todo lo que más importa.


martes, 19 de marzo de 2024

UTOPÍA Y DESENCANTO

   

"Debajo de los adoquines está la playa".  

                                                                                            (Mayo del 68)




               "Debajo de los adoquines sólo estaban las cloacas".                                                                                                                   (Marzo del 2024)




viernes, 15 de marzo de 2024

DE UÑAS Y RAÍCES

 

En la campaña de una marca de cervezas, mediante la tecnología conocida como deepfake, que podríamos traducir como ‘mentira profunda’, se ha resucitado a una célebre artista folclórica  dando vida a su imagen y haciéndola hablar con su voz y su acento. 

(¿Es esta la clase de macabra inmortalidad que nos promete el futuro? ¿Nos harán decir lo que no hemos dicho, hacer lo que no hemos hecho?)

Entre las perlas de sabiduría que desgrana su voz de ultratumba nos ha llamado la atención esta: «Manosea tus raíces…» No hay que ser ni un jardinero experto ni un horticultor veterano para saber que si queremos que una planta arraigue lo último que debemos hacer es manosear las raíces: sus delicadísimos filamentos, que tanto contribuyen a obrar el milagro de pasar de lo inorgánico a lo orgánico, no toleran manoseos, tejemanejes ni exposición prolongada. Padecen fotofobia y desean que se las deje en paz para regresar cuanto antes a la tierra y a la oscuridad que es su natural elemento.



En una encomiable muestra de coherencia en el relato, la misma empresa exhibe en mupis y marquesinas un gran cartel publicitario en que una mano parece ofrecernos un botellín de una cerveza tremenda. Una ojeada rápida nos descubre que el extremo de las uñas de esa mano aparece orlado con un ribete de suciedad que muy bien podría proceder del hecho de haber estado excavando en la tierra para hurgar en las raíces. Uñas de agricultor, de mecánico, de jardinero… La reivindicación del trabajo manual, del oficio pegado a la esencia, diríamos.

Pero si aguzamos más nuestra mirada quizá lleguemos a la conclusión de que esta aparente suciedad también es engañosa, demasiado regular, coloreada de verde, superficial, y más bien se trataría de una nueva tendencia para pintarse las uñas.

Hemos llegado a unos niveles de sofisticación en la falsedad que apenas queda espacio para que pase la luz. 


N.B. La campaña publicitaria ha resultado muy exitosa y no nos extrañaría que acabara siendo objeto de análisis y estudio en las escuelas de negocios y en las disciplinas de ciencias de la imagen y la publicidad.  

domingo, 10 de marzo de 2024

JUEGO DE NIÑOS

 


                                                                                                        "Juego de niños" Pieter Brueghel el Viejo




JUEGO DE NIÑOS

 

Por fin es mía la mirada

de Pieter Brueghel el Viejo

desde esa altura indefinida, ese leve picado

que acaso conceden los años,

la veladura otoñal del amarillo,

una luz de manzanas ya maduras

sobre la plaza pululante

de niños prematuramente viejos

como afectados de progeria,

eternamente condenados

a ocupar un lugar en ese lienzo,

en una extraña villa sin adultos,

quietos en su vertiginoso

retozo, un repertorio de brincos y carreras,

de cabriolas y luchas, de equilibrios y máscaras,

que a nada ya conducen,

como el recuerdo añejo de un placer

hundido en lo más hondo del olvido,

niños añosos que ocultan su rostro

bajo toscos costales de cereal,

y es también mío

ese triste torpor o esa renuncia

a vivirme otra vez en la alegría

sencilla de los juegos, viejo para animar

muñecas y pelotas que yacen en las manos

dormidas, como solo saben dormir

las manos en los cuadros, ceremonias

copiadas en la iglesia, parodiadas

en altares herejes,

muchachos y muchachas que se esconden

para seguir jugando a los abrazos,

que se bañan oscuramente desnudos

en un rincón mal definido,

y también ese niño que tanto te recuerda

trepando a un árbol, a la orilla

de un río perezoso,

detalles que no pueden ampliarse

sin perder nitidez, sin volverse una mancha

que el interés derrota,

un aro o un tonel, una peonza

que rodarán ya fuera de la escena,

en una tentativa que no nos pertenece,

ese impulso de fuga

-que el autor antepone a cualquier evasión-

de la calle que angosta su futuro

y acabará por ser un solo punto

donde el tiempo condensa

la energía terrible de sus pérdidas.


                                                        (De El largo día del niño)

miércoles, 6 de marzo de 2024

lunes, 4 de marzo de 2024