domingo, 10 de marzo de 2024

JUEGO DE NIÑOS

 


                                                                                                        "Juego de niños" Pieter Brueghel el Viejo




JUEGO DE NIÑOS

 

Por fin es mía la mirada

de Pieter Brueghel el Viejo

desde esa altura indefinida, ese leve picado

que acaso conceden los años,

la veladura otoñal del amarillo,

una luz de manzanas ya maduras

sobre la plaza pululante

de niños prematuramente viejos

como afectados de progeria,

eternamente condenados

a ocupar un lugar en ese lienzo,

en una extraña villa sin adultos,

quietos en su vertiginoso

retozo, un repertorio de brincos y carreras,

de cabriolas y luchas, de equilibrios y máscaras,

que a nada ya conducen,

como el recuerdo añejo de un placer

hundido en lo más hondo del olvido,

niños añosos que ocultan su rostro

bajo toscos costales de cereal,

y es también mío

ese triste torpor o esa renuncia

a vivirme otra vez en la alegría

sencilla de los juegos, viejo para animar

muñecas y pelotas que yacen en las manos

dormidas, como solo saben dormir

las manos en los cuadros, ceremonias

copiadas en la iglesia, parodiadas

en altares herejes,

muchachos y muchachas que se esconden

para seguir jugando a los abrazos,

que se bañan oscuramente desnudos

en un rincón mal definido,

y también ese niño que tanto te recuerda

trepando a un árbol, a la orilla

de un río perezoso,

detalles que no pueden ampliarse

sin perder nitidez, sin volverse una mancha

que el interés derrota,

un aro o un tonel, una peonza

que rodarán ya fuera de la escena,

en una tentativa que no nos pertenece,

ese impulso de fuga

-que el autor antepone a cualquier evasión-

de la calle que angosta su futuro

y acabará por ser un solo punto

donde el tiempo condensa

la energía terrible de sus pérdidas.


                                                        (De El largo día del niño)

No hay comentarios:

Publicar un comentario