viernes, 3 de mayo de 2019

MÁQUINA DE ESCRIBIR








-¿Cuál es el secreto de que tu prosa suene tan distinta? -le pregunta el crítico al escritor joven.

-Escribo con la vieja máquina de mi abuelo.

-Será una boutade, supongo.

-En absoluto. Cada letra es una verdadera pulsación, un pequeño esfuerzo. Cada renglón implica la acción del brazo para  pasar el carro. El avance es un movimiento de vaivén. Cuido mucho de no equivocarme; borrar un error es costoso y engorroso. No hay corta y pega. La máquina no está conectada con nada que no seas tú mismo. Está aislada del mundo, sin referencias. No sabe nada. No tiene memoria. Escribo en libertad, sin ninguna ayuda y apretando con ganas, como si tocara el piano. Esa es la diferencia.

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