lunes, 25 de junio de 2018

ES LO QUE HAY





           He aquí una de esas frases que han hecho fortuna y que se convierten en lema, en síntesis exacta del espíritu de una época. A poco que la analicemos  se nos revela como una afirmación ontológica con reminiscencias del poema de Parménides; clara demostración -dirán algunos nostálgicos profesores de Filosofía- de que la metafísica ha vuelto. Sin perdernos en las profundidades vertiginosas del ser, ateniéndonos al uso corriente de esta expresión, hemos de considerarla una afirmación irrebatible cargada de intención disuasoria. Si te la dice tu empleador prepárate para vértelas con un contrato basura, si eres tú el que la pronuncia acabas de reconocer que lo has aceptado a sabiendas de su precariedad.

            Es lo que hay: proclamación de grosero realismo alejado de cualquier utopía. Es lo que hay: más que conformidad, amarga resignación. Es lo que hay: cínica imposición de una injusticia amparada en la necesidad. Es lo que hay: amarga constatación de que la  dura realidad se ha impuesto a los deseos. Es lo que hay: un trágala fatal, tautológico reconocimiento de nuestra frustración.

            Lo que más duele es escucharla tantas veces en boca de los jóvenes.

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