Para sumarnos al DÍA DEL REFUGIADO, este poema de urgencia. Su título hace referencia a la etiqueta creada por el Ministro de Interior italiano para sus mensajes de Twitter en referencia a la crisis del Aquarius.
#chiudiamoiporti
"Lejos de aquí ese barco"
ordenaba el ministro, apoltronado
en su pulcro despacho.
"No voy a permitir que toque nuestras costas
con su tóxica carga de infortunio,
que atraque en nuestros puertos
y esparza sobre el muelle su peligrosa estiba
de sueños corrompidos. No voy a consentir
que se cruce su rumbo con la estela lujosa
que dejan los cruceros, los yates de placer,
los jóvenes surfistas.
A bordo de ese buque viajan los tres jinetes
oscuros del apocalipsis:
el Hambre, la Muerte y la Guerra.
(Del cuarto, la Esperanza,
no se tienen noticias).
No os dejéis engañar
por su místico nombre de new age,
por la debilidad
que algunos denominan compasión.
El Aquarius transporta mercancía nociva
para nuestro futuro.
Más de seiscientos náufragos
se hacinan en cubierta, con sarna, con heridas,
quemados por el sol, con la sed invencible
de quien bebe del agua salobre del exilio.
Más de seiscientos cuerpos que sudan y que huelen,
-¡imaginaos el tufo!-
que lloran y que sufren, que llevan en la piel
el tatuaje imborrable de los golpes de porra,
de la sed del desierto, de la desesperanza
y de las violaciones.
Con sus historias tristes que contaminarán
la pureza del aire que todos respiramos.
Y eso no es lo peor:
Once niños pequeños, ciento veinte menores
que viajan sin sus padres
-¡qué padres sin entrañas!-
y siete embarazadas
-¡qué madres inconscientes!-:
insoportable carga para este estado nuestro
feliz del bienestar. Tanto alijo de espanto
no cabe en nuestra tierra saturada
por la lenta invasión de los desheredados.
El pueblo me ha elegido para limpiar la patria
de residuos malignos y para protegeros
del nefasto contagio de la desgracia ajena.
Dejemos que el Aquarius navegue haciendo círculos
en ese mar de nadie
hasta que el sabio olvido lo vuelva indetectable.
Pero que nadie crea
que somos tan crueles:
acabo de ordenar el suministro
de agua mineral y refrigerios,
de papillas y dátiles,
-¡cuidado con algunas nectarinas:
podrían estar podridas!-
de nancis y balones
para los más pequeños."
Y el ministro sonríe satisfecho
como la boa constrictor
que acaba de engullirse un corderito.
"¡Victoria, Victoria!", tuiteó al fin
a la hora de la siesta:
"España se hará cargo,
España los acoge:
a otros con ese muerto.
Objetivo cumplido."
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