martes, 29 de noviembre de 2022

HIMNOS

 

            —Este es un país de pacotilla. Una prueba evidente: nuestro himno no tiene letra. No sé si habrá un caso igual en el mundo.

            —Así los jugadores de la selección no se ven obligados a cantarlo: ponen cara de circunstancias, alzan los ojos al cielo o tararean, según les plazca,  bajo la vista escrutadora de medio país.

            —Y los escasos intentos de escribirle una letra han resultado deplorables.

            —Pues yo recuerdo la letra burlona que cantábamos de pequeños alusiva a Franco y a su culo blanco.

            —No, por Dios, no la interpretes, Nicanor, ahórranos el sonrojo.

            Ahí terció Afrodisio Cabal con el arrogante intento de levantar el nivel intelectual de la charla. Y pontificó de esta guisa:

            —Yo no veo el problema. Al contrario, somos unos pioneros. ¿Os habéis molestado en leer las letras de estos himnos? La mayoría son violentas, patrioteras, hinchadas de nefasto nacionalismo. Poesía de la peor ralea. El día en que los himnos no tengan letra habremos avanzado hacia la confederación universal. Las palabras separan. Y el día en que no haya ya himnos, la Música y la Solidaridad Internacional, estarán de enhorabuena.

            —¡Anda, que no queda!

            —Sí, pero en ello laboramos, que dijo el clásico.

 

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