En «El Mandarín», una novela corta de Eça de Queiroz, Teodoro, un hombre gris, es tentado por el Demonio: con solo tocar una campanilla un viejo mandarín de cuya existencia él nada sabe morirá en la lejana China y a cambio heredará su incalculable fortuna. Teodoro hace sonar la campanilla.
En nuestros tiempos el Demonio ha
rebajado mucho la oferta, es más de andar por casa, pero aún así encuentra mucha gente dispuesta a
aceptar su trato: sal de fiesta, descontrola, diviértete sin precauciones y, por
esas intrincadas ramificaciones que el
virus recorre en muy poco tiempo, un viejecillo, que no vive en la China sino
en tu mismo portal, morirá en la UCI. No te prometo una fortuna, solo una noche
loca. ¿Te animas?
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