domingo, 11 de octubre de 2020

BARDERA







El paisaje frunce el ceño. 

Una ceja oscura  

sobre el ojo de la cordillera. 

El aliento tibio de los montes

se hace nube.

Humo de un incendio remoto.

El primer frío del otoño 

nos arruga también el rostro,

impacientes por saltar

las bardas del horizonte

para perseguir el recuerdo del verano.

Por si lo habíamos olvidado

las ovejas nos recuerdan

el valor de la lana,

esos vellones cálidos

parecidos a nubes.

Todo se corresponde.






Si hubiera un diccionario poético, así podríamos acercarnos a la palabra Bardera. No sé si la emplearán los meteorólogos. No sé si figurará en el Atlas de Nubes. Pero aquí, en cuanto alguna persona mayor la pronuncia, sabemos que ha llegado el frío de verdad. Y corremos a encender la lumbre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario