viernes, 8 de mayo de 2020

LIRIOS Y LILAS










Tras cincuenta días de ausencia obligatoria, volvió al jardín. Ya había pasado el tiempo de la flor en los narcisos, los tulipanes, los ciruelos. No habían tenido el detalle de esperar. Siempre nos inquieta que las cosas ocurran sin nosotros. En cambio, el fotógrafo se llevó una muy grata sorpresa. Todos los años aguardaba impaciente que el lilo blanco trasplantado y los lirios morados florecieran. Escrutaba los signos que preceden a la explosión de sus colores. Pero sus esperanzas se veían frustradas, como si una maldición hubiera caído sobre aquellas plantas. 

Este año ha sido diferente: el  pequeño lilo está espléndido, con sus racimos de florecillas blancas y perfumadas. Y las varas de los lirios oscilan levemente en el aire de mayo mostrando sus hermosos labios lacios.

El fotógrafo empieza a sospechar que era su ansiedad -esa enfermedad que solo al hombre aflige- la que impedía que el lilo blanco y los lirios morados -como tantas otras cosas- florecieran.







No hay comentarios:

Publicar un comentario