La misma geometría esférica. Los mismos filamentos prestos a clavarse a la menor oportunidad. Las mismas estrategias aéreas de propagación. Tanto nos obsesiona el virus que vemos su imagen en cualquier sitio, como en este inocente vilano de diente de león.
Y luego está esa tendencia infantil a jugar con las palabras. Y así, 'vilano' nos lleva a 'villano', que por peyorativo deslizamiento ha pasado de significar 'habitante de una villa, de una población de cierta importancia' a 'persona ruin, que provoca el mal'. El villano es todo lo contrario al héroe. En este relato trágico que estamos viviendo el papel de héroes está muy bien representado y el de villano por antonomasia también: el coronavirus, ese microscópico patógeno que ha puesto patas arriba nuestra realidad cotidiana.
El vilano y el villano: tan cerca, tan lejos.
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