JMW Turner, Snow Storm, Tate Britain
Cuenta la leyenda que el pintor pidió a la tripulación del barco que lo atara al mástil mientras durara la tormenta para así poder observarla en todo su poderío sin que el miedo lo obligara a bajar a cubierta. Quería capturar el desgarro del cielo, la lucha de la luz y las tinieblas, los abismos del mar encrespado, la fragilidad conmovedora de la nieve y el desamparo del navío.
Y puede que esto sucediera así, pero no cabe descartar que, como Ulises con las sirenas, lo que en realidad temía Turner era dejarse arrebatar, si nada se lo impedía, por el ronco, irresistible, canto de las olas embravecidas y por los tenebrosos colores de la tempestad.
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