De
un tiempo a esta parte, como esos virus que mutan y saltan de especie -la gripe
aviar, la encelopatía espongiforme, el sida- la contagiosa y vilipendiada costumbre
del insulto -un antiguo arte degradado hasta la zafiedad en las inextricables
redes que nos asfixian- se ha extendido entre las aves.
-Eres una rata con alas -crascitó el
negro cuervo.
-Y tú vas siempre de luto por ti
mismo -zureó la pacífica paloma.
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