Los complementarios,
esos personajes que van dentro de nosotros y dicen y piensan más allá de
nosotros (eso nos gustaría creer), se asoman por primera vez a estas páginas con sus
mínimas máximas, sus humoradas y su
filosofía de saldo o almanaque. Ahí van las dos primeras ocurrencias,
atribuidas a Afrodisio Cabal, pequeño filósofo rural.
"Pronuncia dos veces la
palabra yo y obtendrás un juguete que sube y baja."
"La luz está sobrevalorada.
Si no fuera por su ausencia rítmica e intermitente, por los intervalos negros que
rompen su continuidad, no sabríamos a qué atenernos con el coche que va
delante."
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