lunes, 3 de julio de 2017

EL PARACAIDISTA (La insoportable levedad de ser)




                Uno a uno los compañeros van lanzándose al vacío, engañando al miedo con un gesto de displicencia. Son todos novatos y en el último instante el instructor tiene que empujar a más de uno, indeciso, arrepentido, paralizado. ¿Cómo no pensar en la voracidad de la tierra, en la posibilidad de que el paracaídas no se abra? Cuando llega su turno, en un segundo que se le antoja eterno, un absurdo pánico se apodera de él y le confirma una antigua sospecha: no es como los demás. Lo que verdaderamente teme, mientras mira al abismo, antes de que sus pies abandonen la seguridad metálica del avión, es que la gravedad se olvide de él y se quede flotando para siempre en un espacio hueco, en el útero de la liviandad.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario