"Hacía tiempo que los trenes
viajaban por la misma vía en dirección contraria, sin aminorar su marcha,
simulando desconocer la presencia del otro. El encuentro siempre parecía
lejano, una catástrofe constantemente aplazada que, por saturación, acabó produciendo
una aguda sensación de irrealidad.
Los
dos trenes fantasmales se aproximaban
inexorablemente, sin que nadie mostrara interés en evitarlo, hasta que el
previsible final llegó a ser considerado como un desastre natural, largamente
anunciado, contra el que nada sabía hacerse.
El
espacio se agotó, el tiempo se cumplió y con fatalidad de desenlace de tragedia
clásica la catástrofe se consumó. El impacto fue brutal y las víctimas muy
numerosas. Se abrió el periodo de los lamentos y de los reproches que ya a nada
conducían.
Investigaciones
independientes revelaron un hecho cuando menos curioso: ninguno de los dos
trenes llevaba conductor."
(Continuará...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario