El 27 de junio de 1914 un joven enfermizo
y de baja estatura al que no han admitido por su débil constitución en el
ejército pero que está animado por una férrea voluntad revolucionaria se siente
súbitamente enfermo: ha vomitado sangre y no tiene fuerzas para levantarse de
la cama ni para empuñar su pistola de fabricación belga FN modelo 1910.
El atentado de Sarajevo contra el
Archiduque Francisco Fernando de Austria perpetrado al día siguiente por Gavrilo Princip no
tendrá lugar. No habrá primera guerra mundial.
Y por esa misteriosa pero ineludible
concatenación de la serie histórica de acontecimientos que no admiten la más
mínima desviación nunca se escribirá y nadie leerá esta entrada del blog.
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