Corren malos tiempos para nosotras, para todo lo que es
frágil y pequeño. Nos toca nacer en marzo, en una tierra fría y, tan desnudas,
casi morimos congeladas cada primavera. Estamos obligadas a ser hermosas y hay
momentos en que ese destino nos resulta insoportable. El viento del norte no
tiene clemencia, trata de destruirnos. Pero hay más, si os acercáis a nuestros
pétalos veréis que este año están sucios, como el aire, como el mundo todo.
Dicen que es por la lluvia roja, esa nube de polvo del desierto. Nosotras de
eso no sabemos, pero nos llegan rumores, malas noticias del este: también
pudiera ser una lluvia de sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario