El
buhonero llegó a la ciudad con su carromato repleto de baratijas. Últimamente
la venta no había ido muy bien, pero hoy, en la capital del reino, tenía el
pálpito de que las cosas serían diferentes. La gente de la corte es alegre y
despreocupada, les ciega fácilmente todo lo que brilla bajo la luz hermosa de
su sol.
-¡Ha llegado el buhonero! ¡Productos de fantasía para todas y todos! ─pregonó
ante una multitud ansiosa y entregada.
Y
embalado en su propio discurso:
-¡Aprovechen
la ocasión! ¡Joyas auténticamente falsas!
Se
las quitaban de las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario