Hay quienes redimen a la ciudad de su aspereza, de su sequedad,
de su mirada hostil.
Hay quienes buscan el rostro antiguo de la tierra, su fértil memoria
bajo la dureza de los pavimentos.
Hay quienes tienen suficiente con un metro cuadrado
para soñar un jardín.
Hay quienes plantan lirios y caléndulas
en el triste cuadrado de un alcorque.
("El jardín de Paula", reza el rótulo de la cartulina, ya casi borrado por la intemperie.)
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