lunes, 29 de junio de 2020

CORONACUENTOS (16): LOS DE LA PARTIDA




                Eran cuatro en la partida, siempre los mismos desde hacía años. Habían elegido ir a la misma residencia con tal de seguir juntos y compartir mesa, tapete y baraja. Se conocían desollados, sus tretas y sus trampas, sus faroles y sus achiques, sus muecas para marcar jugadas y el malhumor de las derrotas. Se gastaban bromas hasta el límite del enfado y luego se reían como niños.


                 Pero una mala sombra se abatió sobre ellos. Nunca se sabrá quién de los cuatro estuvo en el origen. Se fueron yendo como agua. A Justo se lo llevó un camión del ejército. A Matías un coche de bomberos. Dionisio desapareció una tarde, cuando más lío había, tendido en la camilla de la ambulancia. Nunca regresarían. Ahí quedó Servando, el último de los cuatro, con fama de fullero.

                 Miradlo: está jugando un triste solitario en el salón casi vacío de la residencia, mientras la televisión dispara negras cifras, apenado como el que más. Echa mucho de menos a sus compañeros de partida y rabia porque le da duelo hacerse trampas.

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