A sabiendas de que es tema tan manido como inaccesible, disertaba un día Aguado sobre la Felicidad. Y a sus pacientes contertulios les regalaba esta receta para fabricar tan preciado elixir:
-Échense en la coctelera un tercio de escepticismo, otro tercio de estoicismo y otro de epicureísmo. Añádanse unas gotitas de cinismo para aportar un ligero toque amargo a la mezcla. Agitar y servir. Bébase despacio tratando de distinguir cada uno de los sabores. Las proporciones pueden adaptarse al gusto de cada cual pero han de emplearse, obligatoriamente, todos los ingredientes.
-¿Qué te parece si incorporamos unos granos de entusiasmo molido?-adujo Cabal.
-Sea. Probemos.
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