lunes, 11 de marzo de 2019

TOPO



La luz le resulta una presencia insufrible. Todo vibra a su alrededor: un mundo cambiante y evanescente de formas confusas, sin densidad. Le extraña ese absurdo empeño del árbol en clavar sus ramas desnudas en un cielo tan etéreo y distante -tan azul- como si fueran raíces. Regresa finalmente a su agujero como quien regresa a la fe y a sus cómodas certezas.

(Era la primera vez que el joven topo salía a la superficie. Se lo habían advertido.)

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