(Demuestra ser más fuerte quien entierra una bellota que quien arranca una encina.)
En los
albores de mi mundo
Nunca estabais muy lejos,
cercándome los sueños,
Creciendo lentamente, amando al
tiempo
Igual que a la quietud las
catedrales.
Nadie, salvo aquel niño, os ha
visto dudar
A solas, bajo el cielo, en una
tarde
Serena, inenarrable, de un
verano infinito.
Con esta entrada expreso mi apoyo a quienes mañana participarán en la "bellotada" de Retortillo (Salamanca) para oponerse a los arboricidas.
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