(Foto: Daniel Martín Herranz)
Caminando por las verdes colinas de Gales, madre e hijo conversaban:
-Tenemos suerte de haber nacido caballos, hijo.
-¿Por qué?
-Se me ocurren dos razones. La primera, vivir en un país con tanta hierba.
-¿Y la segunda?
-No ser humanos. A ellos les importa demasiado el color de la piel.
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