jueves, 30 de junio de 2022

EN PLAN

 

Cada generación crea sus modismos lingüísticos, sus tics idiomáticos, sus peculiaridades expresivas, algunas perdurables, otras efímeras. En mi juventud proliferó ‘tío’ como omnipresente vocativo igualador (y parece que pervive, aunque últimamente asoman con frecuencia –quizá influencia del ‘rap’ y de las culturas afroamericana y caribeña- ‘hermano’, ‘brother’ y hasta ‘bro’). Menos suerte parece haber tenido ‘tronco’; por el contrario ‘guay’ resiste y también ‘molar’ o ‘flipar’.

A poco que uno tienda la oreja hacia el habla de los más jóvenes tropieza hoy con un sintagma tan frecuente como enigmático para el profano: “en plan…” Se diría que tiene un carácter explicativo, aclaratorio, similar a "o sea", pero como ocurre con muchos de estos artefactos lingüísticos al final parece servir para todo y para nada.

A los que estamos por edad ya muy lejos de esa franja de la población se nos nota enseguida la impericia a la hora de colocar el citado sintagma, igual que a los extranjeros se les atraganta la dificultad para el uso apropiado de los tacos. No importa que lo hayamos oído muchas veces, no somos hablantes nativos de ese dialecto y eso no tiene remedio. Juzgue el amable lector:

“Se presentó en mi fiesta de cumpleaños con unos pantalones cortos y una camisa de flores, en plan chico surfero. Y yo, en plan, ¿de qué vas tío?, que estamos en enero. Y él haciéndose el despistado, en plan ¿no había que venir disfrazados? Me trajo de regalo un disco de vinilo de un grupo sesentero, en plan vintage, y yo en plan, se lo daré a mi padre y él se mosqueó en plan ofendido…”

Queda claro que 'en plan'  ya no es para mí.

 


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