martes, 17 de mayo de 2022

ESPECTACULAR

  

Si una época, un momento histórico, un estado de ánimo colectivo, una manera de juzgar el mundo se definen por el adjetivo preferido para ponderar algo, una de las palabras que nos definen es 'espectacular'. En esta época de tanta imagen y tan poca imaginación, parecería que solo supiéramos valorar con los ojos y tuviéramos una apetencia cada vez más acusada por lo ostentoso o aparatoso. Lejos queda aquella alabanza exclamativa de Rubén Darío que Valle Inclán caricaturizó en «Luces de bohemia»: «¡Admirable!». Pero resulta que admirar es algo mucho más profundo que mirar, que ser espectador, requiere esfuerzo e intervención de otras instancias de la mente poco empleadas en la actualidad.

Calificamos de espectacular un 'evento' de cualquier tipo, un libro, una canción, una película, un vestido, un coche, una noticia, una persona... Todo lo convertimos en espectáculo, en apariencia, en fotografía desechable, practicando una sinestesia empobrecedora que relega el papel de otros sentidos y una mínima capacidad de reflexión.

Solo en ocasiones, por esas travesuras del idioma, acabamos acertando. En el restaurante nos sirven sobre un bajoplato un plato muy bien emplatado, de exiguas cantidades y concertados colorines y texturas. Nos apresuramos a tomar una foto y  a compartirla con un comentario: ¡Espectacular! Quizá hayamos logrado provocar la envidia de nuestros lejanos destinatarios pero nadie nos librará de la pesadumbre a la hora de pagar una abultada factura por un poco de comida tan vistosa como falta de sustancia.

¡Que no pare el espectáculo!

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