sábado, 4 de julio de 2020

HORMIGAS










Atraviesan el camino en irregular formación, obedeciendo a un mandato inexcusable escrito quizá en el idioma del olor. De vez en cuando algo o alguien aplasta a una sección de la tropa. Unos momentos de confusión tras la catástrofe y la caravana se repone con nuevas unidades de refresco. En el cerebro colectivo no hay resquicio para la duda.

Nosotros lo llamamos rueda o zapato, hombre o tractor o bicicleta. Y despreciamos su ignorancia. Ellas, mucho más antiguas, como en los viejas tragedias clásicas, lo llaman deber, fatalidad. Destino.

Nos sobrevivirán.



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