viernes, 17 de julio de 2020

DULCAMARA





Hace algunos años, para mi uso y disfrute particular, abrí un archivo en mi ordenador al que titulé Palabras hermosas y donde durante algún tiempo, hasta que me venció la dejadez, empecé a coleccionar nombres de ciudades antiguas (Nínive), de pájaros (oropéndola, zunzuncito), de insectos (libélula), de plantas (nomeolvides), de fenómenos meteorológicos (algarazo, úrguras, regañón, carámbano) y otras muchas que por capricho, por misteriosas correspondencias, por su sonoridad, por sentirlas amenazadas o por cualquier otra circunstancia reclamaron mi atención.

La primera palabra que anoté fue dulcamara. Acababa de toparme con ella en un relato ("Luvina") de Rulfo: "... un viento que no  deja crecer ni a las dulcamaras, esas plantitas tristes que apenas pueden vivir un poco untadas a la tierra, agarradas con todas sus manos al despeñadero de los montes."

'Dulcamara': dulce y amarga. Uno de esos términos como 'agridulce', 'duermevela' 'claroscuro', 'tragicómico', 'barbilampiño', empeñados en conciliar los contrarios. Puro oxímoron. (Por cierto, 'oxímoron' es un oxímoron, pues una parte significa en griego 'aguzado', 'punzante' y la otra 'romo').

El otro día esta palabra vino a verme. En una franja descuidada del jardín, donde medran a su antojo las plantas, me llamaron la atención unas flores desconocidas y unos frutillos verdes. Indagué a partir de una fotografía y, para mi sorpresa, me di de bruces con una dulcamara. ¿Cómo había llegado hasta allí? Justamente un año antes estaba releyendo 'Pedro Páramo'. Quizá un zorzal descargó allí la semilla y mientras yo revisitaba Comala  me trajo ese recuerdo desde las regiones del mito.

Dulcamara, también llamada 'amaradulce', 'amargamiel', 'matagallinas', 'uvas del diablo'.

Debería esperar a que los frutos maduraran y comprobar si el nombre es apropiado, si en la boca se destilan los jugos opuestos de la miel y de la hiel. Pero la planta, toda ella, es venenosa. Menos para algunos pájaros. Quizá el vuelo protege del tóxico, pero la hermosura de la palabra es compatible con el veneno.





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