La lucha eterna de la ola y la roca. El movimiento incesante del mar (continuidad en la mudanza) y el aparente quietismo de la tierra (que siempre está orbitando). Paradojas y contradicciones latiendo en el fondo de esta imagen que, por sí sola, ha adquirido los tonos de lo esencial: el blanco y el negro, la simplicidad de los opuestos.
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