Dos imágenes de un antiguo transformador de la luz convertido en mural al aire libre de Tierras Altas en Sarnago, un pueblo muerto que regresa a la vida en verano, como en los viejos relatos míticos.
Tierra de nadie, tierra de todos: bonito lema que nos hace pensar en solidaridad, en recuperación, en empeño compartido. ¿Y si lo invirtiéramos: Tierra de todos, tierra de nadie? Quizá eso explique el abandono de las tierras comunales, del patrimonio colectivo.
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