Quizá porque se sentían
orillados por la velocidad de los cambios tecnológicos, Cabal y Aguado daban en
esa manía tan propia de maduros intelectuales sedicientes de criticar aquello que los
supera. Su amable misoneísmo estaba teñido de ironía.
-Con tanto dispositivo portátil, la vida también se está
volviendo demasiado portátil. Una vida de bolsillo, ligera, transportable.
-Y nadie está donde está. Todos están en otro sitio, con la
atención puesta en lo que no tienen delante de los ojos.
-A eso lo llaman cerebro multitarea.
-Más bien es una falta de respeto.
-La gente tiene demasiados contactos y muy poco contacto.
-Menos contacto y más tacto piel con piel, mirada con
mirada, eso es lo que echamos en falta.
-Por una vez, estoy de acuerdo.
Y así seguían, las gafas de presbicia medio caladas, intercalando
su charla desvaída con miradas furtivas a sus móviles. Ambos estaban siempre
esperando alguna llamada que no llegaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario