Un paseo de tan solo media hora por Salamanca, la "capital del español", ciudad a la que acuden anualmente más de 25000 estudiantes para aprender nuestra lengua, nos ofrece una muestra abrumadora del uso innecesario y beocio del inglés como reclamo comercial para clientes autóctonos que, en buena medida, desconocen los rudimentos básicos del idioma de Shakespeare. Pero de eso se trata, precisamente, de creernos que las uñas dejan de ser uñas porque las llamemos 'nails'.
Y un establecimiento que apuesta por lo más vernáculo, ha ido a la quiebra. ¿Será coicidencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario