La única manera de no hundirse en el abismo de la pesadumbre al tratar con nuestro complementario Mateo Ortiz ("el hombre más triste de Europa occidental", en boca de sus escasos amigos) es tomarse a broma su pesimismo radical, armonizar con su humor sombrío o tragarse sus amargas píldoras de pretendida sabiduría como si de una medicina homeopática se tratara. Inténtelo el amable lector con estas:
"No voy a discutir sobre lo larga que sea la correa. Pero no
me apearé de la certeza de que todos somos perros a los que han sacado de
paseo."
"De
todas las variedades del Mal, la única que verdaderamente debería
aterrorizarnos, es la del Mal sin porqué, gratuito. El Mal por el Mal, sin
móvil. El Mal en su primitiva pureza."
" Ni
zorros –que saben un poco de todo-, ni erizos –que saben mucho de una sola
cosa-. Los que más abundan hoy en día – un verdadero peligro- son los que saben
una sola cosa y la saben mal. No se me ocurre un animal con el que compararlos."
"A veces se me cae el cielo encima. Compruebo entonces, con desasosiego, que no pesa nada."