¿A qué idioma pertenece este engendro lingüístico? ¿Qué desafortunada hibridación ha dado origen a este término teratológico que nadie puede reconocer como suyo? Y sin embargo, a despecho de los puristas, esta palabra significa, y mucho. Mal que nos pese a quienes desearíamos un idioma sin complejos, sin vocablos intrusos -hijos de la ignorancia y de la pereza-, 'balconing', con su imperfecta factura, se ha clavado en el centro de nuestra lengua y cada poco tiempo nos sacude con su referencia a un fenómeno tan absurdo como trágico. (Ahora que lo releo, lo absurdo y lo trágico siempre se han llevado muy bien). Precipitarse desde un balcón, sin clara intención suicida, desde la conciencia perturbada por el alcohol, las drogas o la fanfarronería, por esa inhibición inducida que puede llevar a pensar que la ley de la gravedad hará excepciones o tendrá clemencia porque somos jóvenes y hermosos, y encontrarse al final de la caída con el duro pavimento o unos pocos centímetros de agua en la piscina, es una de esas experiencias radicales que pone en cuestión nuestra racionalidad.
Iba a proponer que el vocablo 'balconing' fuera obligado a saltar desde el balcón de un hotel de Magaluf a una piscina vacía y allí quedara para siempre, hecho añicos. En su lugar, emplearíamos 'balconazo',con ese sufijo tan nuestro (-azo) empleado en muchas palabras que expresan golpe, colisión, movimiento violento. Pero quizá sea mejor dejarlo así: desde una perspectiva metalingüística, este deforme 'palabro' podría cumplir mejor su propósito, pues la forma y el significado comparten pareja cantidad de despropósito.
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