Para Pablo, que ama la nieve.
Cuando llega la nieve, caen sobre nuestra memoria los blancos, mágicos copos que dan forma a la infancia. Y es tiempo de jugar. Hasta el Pico Frentes, tan mayor, tan adusto, se ha animado a jugar con nosotros al escondite (ahora estoy, ahora no estoy) en esta hermosísima mañana de nieve, lluvia y niebla en el monte Valonsadero.
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