martes, 26 de septiembre de 2017

CAMINANTES








Con hinchadas palabras afirman que la fe –cualquier Fe- y la Esperanza –cualquier forma de esperanza o de desesperación- son la fuerza que mueve al Viaje. Pero las consecuencias las sufrimos nosotros. Dicen que hay que llegar hasta el final del camino para contemplar el Pórtico de la Gloria y sentir, aunque sea por poco tiempo, la plenitud de ese instante de Felicidad procurado por la culminación de un propósito. 




Sin embargo, desde nuestra humilde posición, tan próxima a la tierra, todas las palabras se escriben con minúscula y la felicidad es algo mucho más simple que sucede cuando, después de una interminable jornada, el duro sendero desemboca en una playa como esta y notamos, libres por fin de la cárcel de las botas, la fresca y deliciosa blandura de la arena que alivia como un bálsamo  las plantas estragadas. No conocemos otra gloria. Lo que suceda por encima de nosotros no nos concierne.



                                               Firmado: Los pies del peregrino.






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