martes, 1 de noviembre de 2016

VARIADAS CONSECUENCIAS DEL OTOÑO



         Las negras dentelladas del cierzo en las catalpas.
         La belleza fatigada de los arces.
         El declinar lentísimo del roble.
         El esplendor –tan crítico- del chopo.
         La desvalida luz entre los abedules.
         El rubor carnal del liquidámbar.
         El impasible vencimiento de la encina.
         La madurez gloriosa de los tilos.
         La dorada transparencia de los fresnos.
         Las livianas monedas al pie de las acacias...
         (Otoña cada árbol
         de una muerte distinta.
         Otoño cada año
         encarnado en un árbol diferente.)
         Y además, el otoño
         terrible de esos árboles
         que viven, tronco adentro,
         una muerte escondida,
         mientras sus hojas brillan, subyugadas
         por la luz de la lluvia,
         obligadas a mirar a los ojos 
         del blanco rostro de otro invierno.













































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