Como si no tuviéramos
suficiente desgracia con el Gran Lodazal que la Naturaleza enloquecida ha
causado, parecemos empeñados en alimentar ese otro Gran Lodazal Artificial hecho de mentiras, deseos
retorcidos, egoísmo criminal disfrazado de solidaridad, estupidez,
incompetencia, superficialidad, desprecio a la razón y maldad en que tenemos que chapotear a diario.
(Obligado por las circunstancias a intensificar su habitual pesimismo indignado, Mateo Ortiz nos ha hecho llegar esta amarga reflexión. Ojalá no tuviera razón.)
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