lunes, 22 de abril de 2024

EL SIGLO DE ORO DE LOS LIBROS

 

En nuestro Siglo de Oro, el calzón de un labriego, el brial de una dama, los greguescos de un soldado, el herreruelo de un hidalgo, la sábana de un prostíbulo, la cortina de un palacio, el velo de una monja, el jubón de un cortesano, los harapos de una mendiga, los paños de altar, el mantel con manchas de vino, las galas de un difunto… acababan por ser ropa vieja que los traperos vendían para fabricar la pasta del papel. Sobre este sucio, humilde, reciclado y mestizo material se imprimieron las églogas de Garcilaso, las comedias de Lope de Vega, El Quijote de Cervantes, los aforismos de Gracián, los sonetos de Quevedo, las octavas reales de Góngora y la Noche oscura del alma de san Juan de la Cruz.  

De una u otra forma, antes igual que ahora, los libros están hechos del mismo tejido —confuso y deslumbrante— que la vida. E, igual que los vestidos, nos abrigan, nos acarician la piel, nos velan o nos desnudan, nos adornan, nos alegran, nos hacen soñar, expresan nuestro duelo, nos significan, nos permiten transitar la frialdad del mundo.

Esta es la maravillosa alquimia del libro y la literatura.


¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!

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