Necesitabas
subir hasta
la nieve,
hasta su
altura hospitalaria.
Necesitabas
calentarte
las manos
con su frío
encendido,
escuchar la
voz limpia
de los
arroyos nuevos,
volver a
descubrir
la extrema
sencillez.
Necesitabas
regresar al
enigma
antiguo
del silencio.
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