(De Redwoodneo - Modified from File:Richard dawkins lecture.jpg by Redwoodneo, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6380847)
Richard Dawkins, biólogo y divulgador científico.
La mayoría de las palabras que usamos son
anónimas, sin paternidad conocida y sin fecha de nacimiento precisa. No es el
caso de meme, que constituye uno de los escasos casos de onomaturgia, es decir, una creación léxica individual que acaba siendo aceptada por la comunidad. Creada por
el científico Richard Dawkins en 1976 en
su libro El gen egoísta y concebida originalmente como una unidad de
información cultural trasmisible de un ser humano a otro —algo equivalente al
gen biológico— su uso y significado se ha trivializado y expandido hasta
convertirse en poco más que una gracieta que vive y pulula en el ecosistema de
la Red, consistente casi siempre en una imagen con alguna glosa textual que
alude —con un humor las más de las veces zafio— a algún asunto de actualidad.
El sesudo término científico se ha degradado
tanto que parece ser que el propio creador llegó a renegar de su mutación, algo
que, sin embargo, no debería haber sorprendido a un biólogo evolucionista que, al inventarlo, lo
formó sobre la base de gen y de mimesis (imitación, en griego),
con lo que ya, en cierta medida, estaba previendo su futuro.
Popularizado como género comunicativo, el meme
es, en opinión de quienes nos hemos
educado en una época en que palabras e imágenes tenían un valor sustantivo, un
subproducto más de una cultura tecnológica que todo lo sacrifica a la
inmediatez, a la brevedad, a la superficialidad, al estímulo banal, al
infantilismo, a la parodia grotesca e hiriente. Pero ninguna de estas
objeciones importa a sus abundantísimos creadores y consumidores. A poco que
nos descuidemos nos convertiremos todos en carne de meme.
Sin saber qué era el evolucionismo ni haber
oído probablemente hablar de un tal Darwin
—eran tiempos de estricto nacionalcatolicismo— nuestros mayores usaban una
expresión para afear amablemente nuestro comportamiento gregario: «Eres un
monito de imitación», nos decían. Una
afirmación que, a la vista de lo que está ocurriendo, podría postularse como
definición exacta de los homínidos actuales.
No nos resistimos a cerrar esta entrega de
nuestro Palabrario sin aludir una vez más a esa extraña e inconsciente e irónica analogía que subyace a las palabras. Solo una letra le falta a meme para
convertirse en memez. Una distancia demasiado corta.
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