miércoles, 6 de septiembre de 2023

MEME

   

(De Redwoodneo - Modified from File:Richard dawkins lecture.jpg by Redwoodneo, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6380847)

                              Richard Dawkins, biólogo y divulgador científico.


La mayoría de las palabras que usamos son anónimas, sin paternidad conocida y sin fecha de nacimiento precisa. No es el caso de meme, que constituye uno de los escasos casos de onomaturgia, es decir, una creación léxica individual que acaba siendo aceptada por la comunidad. Creada por el científico Richard Dawkins en  1976 en su libro El gen egoísta y concebida originalmente como una unidad de información cultural trasmisible de un ser humano a otro —algo equivalente al gen biológico— su uso y significado se ha trivializado y expandido hasta convertirse en poco más que una gracieta que vive y pulula en el ecosistema de la Red, consistente casi siempre en una imagen con alguna glosa textual que alude —con un humor las más de las veces zafio— a algún asunto de actualidad.

El sesudo término científico se ha degradado tanto que parece ser que el propio creador llegó a renegar de su mutación, algo que, sin embargo, no debería haber sorprendido a un  biólogo evolucionista que, al inventarlo, lo formó sobre la base de gen y de mimesis (imitación, en griego), con lo que ya, en cierta medida, estaba previendo su futuro.

Popularizado como género comunicativo, el meme  es, en opinión de quienes nos hemos educado en una época en que palabras e imágenes tenían un valor sustantivo, un subproducto más de una cultura tecnológica que todo lo sacrifica a la inmediatez, a la brevedad, a la superficialidad, al estímulo banal, al infantilismo, a la parodia grotesca e hiriente. Pero ninguna de estas objeciones importa a sus abundantísimos creadores y consumidores. A poco que nos descuidemos nos convertiremos todos en carne de meme.

Sin saber qué era el evolucionismo ni haber oído probablemente hablar de un tal  Darwin —eran tiempos de estricto nacionalcatolicismo— nuestros mayores usaban una expresión para afear amablemente nuestro comportamiento gregario: «Eres un monito de imitación», nos decían.  Una afirmación que, a la vista de lo que está ocurriendo, podría postularse como definición exacta de los homínidos actuales.

No nos resistimos a cerrar esta entrega de nuestro Palabrario sin aludir una vez más a esa extraña e inconsciente e irónica analogía que subyace a las palabras. Solo una letra le falta a meme para convertirse en memez. Una distancia demasiado corta.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario