miércoles, 24 de agosto de 2022

GAFAS DE SOL

 


Cuando el Ayuntamiento contrató al escultor para que colocara una de sus obras sobre el acantilado no se esperaba unas gafas, unas gafas enormes que parecían extraviadas allí por algún gigante despistado (aunque estaban junto al Cantábrico se descartó al ojáncano por tener un solo ojo, como Polifemo). 

Preguntado por la intencionalidad artística que había dirigido su creación, respecto a la que buena parte del Consistorio mostró extrañeza, cuando no rechazo, el escultor no dudó en su respuesta.

    -He pretendido subvertir la finalidad de un objeto tan cotidiano como son las gafas.

    Y ante la estupefacción de su auditorio concluyó:

    -Estas no son unas gafas para ver, sino para que te vean. En Instagram, claro.

    El tiempo pareció darle la razón. Eran muy pocos los visitantes que resistían la tentación de fotografiarse junto a ellas y compartir la instantánea: liliputienses necesitados de alguna grandeza.





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