martes, 8 de diciembre de 2020

CORONACUENTOS (22): LA METAMORFOSIS

 

Habían nacido en la edad de las distancias, de la desconfianza, del no tocar ni ser tocado, de medir con la mirada la separación higiénica. Se acostumbraron a no abrazar y a no ser abrazados. La sabia naturaleza hizo el resto: les salieron púas. 

Así surgió la estirpe de los niños erizo. 

Al principio todo pareció ir bien (somos seres adaptables) pero cuando estos niños se hicieron mayores comenzaron a sentir el frío de la existencia, que solo la compañía atenúa. Y entonces, al intentar acercarse unos a otros, descubrieron con desesperación  que los habían obligado a elegir entre el frío y el dolor.


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