lunes, 13 de abril de 2020

CORONACUENTOS (6): CUARENTA DÍAS DE SOLEDAD




MUCHOS AÑOS MÁS TARDE, frente  al paisaje desolado de Marte, en la mitad de una descomunal tormenta de polvo rojo y sin esperanzas de recibir auxilio, Joseba Arkaute habría de recordar aquel día de abril de 2020 en que su madre  le dio a conocer el sabor de las torrijas. 

Obligados a quedarse en casa por el  Primer Gran Confinamiento  y para endulzar las horas infinitas de encierro, su madre -que habitualmente apenas paraba en casa- le descubrió las delicias de la cocina y de la soledad compartida. Mano a mano siguieron los pasos de la receta: el pan del día anterior remojado en leche con un poco de zumo de limón, el huevo batido, el olor del aceite al freírlas... 

Aquellos  plácidos días de encierro, la  presencia asegurada de una madre casi siempre ausente y el  gusto a azúcar y canela quedaron fundidos para siempre en su memoria y serían sus últimos recuerdos, que se extinguieron en su mente con la misma dulzura con que las últimas reservas  de oxígeno se le iban agotando.

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