jueves, 19 de enero de 2017

VER EL VIENTO



El fotógrafo aprendiz se echó a la calle con una intención peregrina: retratar el viento. Disparó a todo lo que se movía y hasta a lo que se estaba quieto. Trataba de apresar lo inapresable, de volver visible a un ser esquivo y transparente. Muy pronto tuvo que reconocer su fracaso y regresó a casa dispuesto a borrar todo el material. Se dio una última oportunidad antes de enviarlo a la papelera electrónica, al abismo de lo descartado. Miró con calma y entonces lo vio. El viento estaba allí:






          
En el alboroto de ramas de los abedules





En la enloquecida copa de los abetos










Hojeando con impaciencia las ofertas comerciales





Arrastrando rodamundos de la estepa hasta el parque








Haciendo bailar a los pantalones vaqueros con las toallas en los tendales






Creando un tapiz de hojas secas en la urdimbre de la valla






Arrancando a jirones las banderas.


(Solo había que saber mirar.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario