sábado, 16 de agosto de 2025

EL MOSCARDÓN

 


¡Ah, el amor del moscardón por los cristales!

¿Con qué podríamos compararlo?

Parece que lee un libro (quizá acaba de aprender a leer).

Parece que acaricia la piel transparente del ser amado.

Parece que ama la luz pero no puede tocarla.

Parece un prisionero que ha nacido en cautiverio.

Parece un patinador vertical sobre un lago de hielo.

Parece un niño hambriento mirando el escaparate de una pastelería.

Parece un apasionado de la física que aguarda esa excepción que le permita encontrar la grieta cuántica para pasar al otro lado sin romper el vidrio.

¡Ah, si los moscardones tuvieran fuerza para quebrar los cristales!

 

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