Sin el amparo del bosque, la corza parece desvalida.
No sabemos si es capaz de distinguir un fusil de una cámara fotográfica (instrumentos de caza, ambos). No sabemos qué expresan sus lejanos ojos negros: quizá esa mezcla de curiosidad, asombro y miedo que todos hemos sentido alguna vez cuando miramos de frente al futuro.
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