La miel de otoño es la más dulce.
Las flores nazarenas de los
brezos,
la luz ambarina entre los chopos,
la espera de la tierra, el
vencimiento.
Recorremos los campos agobiados
por la erizada paz de los
rastrojos
dudando de la vida, respirando en
la tarde
un aire deshilado, como si
alguien le hubiera
robado su fibra y su sustancia.
Pero en el tronco hueco de algún
árbol
se labra la dulzura
tranquila de otro otoño. Y eso
basta.
(De Despoblados, inédito)
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